¿Esquías?

Buena nieve, día soleado y apenas hay que hacer cola en los remontes. Todo apunta a una jornada perfecta para la práctica del esquí. Todo, salvo que seas mujer y te entren ganas de ir al baño. Entonces tu maravilloso equipo se convierte en un obstáculo para terminar cuanto antes con la tarea y poder volver a las pistas a seguir disfrutando. La mochila, el gorro, el casco, las gafas, los guantes, la chaqueta, los pantalones ajustados no facilitan la maniobra en absoluto, por no hablar de las incomodidades de las instalaciones que sueles encontrarte en las estaciones.

Las condiciones higiénicas insuficientes, los suelos empapados y la falta de espacio e intimidad en los aseos públicos, unido a las dificultades añadidas del propio equipo de esquiar, hacen que en la mayoría de los casos las mujeres renuncien a orinar durante sus jornadas de esquí o retrasen la micción lo máximo posible. El problema se complica aún más cuando además de mujer eres madre con hijas pequeñas.

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